Si es de hormigón, todo es posible
El hormigón es esencial en nuestra vida. El 70% de la población mundial vive en edificaciones con estructuras de hormigón. Además, es el pilar básico de las infraestructuras de transporte (viaductos, pavimentos, puertos, aeropuertos, etc.), de las infraestructuras necesarias para una correcta gestión del agua (red de tuberías, canales, presas, etc.), del sector energético (plantas térmicas y nucleares) y de los edificios.
Las características del hormigón le confieren a las estructuras una elevada resistencia al fuego, especialmente importante para aumentar la seguridad de edificios y túneles, y un excelente comportamiento frente a sismos y otras catástrofes naturales.
Ante el incremento esperado de fenómenos naturales virulentos y del alarmante aumento de los temblores sísmicos, se hace imprescindible avanzar tecnológicamente para mejorar el comportamiento del hormigón con mayores resistencias, menor peso, mayor ductilidad, mayor resistencia a la fatiga, etc. Estas mejoras permitirán incrementar el nivel de servicio de las estructuras de hormigón y también su nivel de seguridad, contribuyendo a aumentar el aspecto social de la seguridad.
Uno de los principales problemas de la sociedad actual estriba en la conservación de los recursos naturales de manera que las generaciones venideras sean capaces de satisfacer sus propias necesidades.
El hormigón ha logrado importantes avances en su reutilización y reciclabilidad, siendo la cualidad de su efecto de sumidero de CO2 uno de sus puntos clave, en los que será imprescindible seguir avanzando.
Uno de los pilares básicos en la lucha contra el cambio climático es la mejora de la eficiencia energética de las actividades antropogénicas. El hormigón, en su fabricación es un material con un consumo intenso de energía, pero las construcciones de hormigón contribuyen a aumentar la eficiencia energética global.
En la actualidad, pasamos el 90% de nuestra vida en edificios, y en Europa el 42% del consumo de energía y el 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben a los edificios.
Hay que tener en cuenta que en un edificio, aproximadamente el 90% de las emisiones de CO2 se debe al uso del mismo durante su vida útil (60 años), un 8-10% se producen durante la fabricación de los materiales y entre un 2-3% tienen lugar durante el proceso de construcción.
La sostenibilidad de un edificio debe calcularse teniendo en cuenta su ciclo de vida completo (ACV), desde la extracción de las materias primas con las que se fabrican los materiales de construcción, hasta su demolición y reciclado de sus escombros, sin olvidar el periodo de utilidad del mismo. El ACV es la única herramienta capaz de determinar la sostenibilidad de la construcción, objetivando y ponderando los parámetros de carácter energético, medioambiental, social y económico.
El alto desarrollo económico de la sociedad en el último siglo ha incrementado el volumen de construcción en hormigón de manera significativa. Las estructuras de hormigón, dentro de las limitaciones económicas obvias que siempre existen, han de estar y mantenerse vivas, y han de evolucionar adaptándose a la demanda del usuario.
La elevada durabilidad de las estructuras de hormigón, su escasa necesidad de conservación y mantenimiento evita molestias y gastos a los ciudadanos mejorando su calidad de vida. Si a esto añadimos las ventajas del hormigón en entornos urbanos como una reducción de la temperatura ambiente o la posibilidad de utilizar el hormigón para reducir la contaminación atmosférica, nos encontramos ante un ámbito que es necesario potenciar tecnológicamente de manera inmediata.
El hormigón del futuro
Los hormigones reciclados, con fibras y ligeros, la incorporación de sensores en las estructuras de hormigón, el hormigón descontaminante,… son sólo algunos de los aspectos que definen el futuro inmediato del hormigón. Las estructuras de hormigón que deben evolucionar con los tiempos, adaptarse a la demanda y garantizar un servicio con mayor nivel de seguridad y comodidad. Y no sólo en lo que atañe a la obra nueva sino, y muy especialmente, en lo que afecta a la actualización y modernización del patrimonio existente.
El futuro ya ha llegado y el hormigón no puede quedar al margen del progreso. El sector del hormigón será, sin duda, uno de los que experimente mayores innovaciones.
Las ventajas de construir en hormigón
Más durable
Robusto, resistente con posibilidad de soluciones esbeltas.
Elevada vida útil.
Más económico
Menor mantenimiento.
Material local y accesible.
En edificación, ahorro energético en sistemas de climatización.
Ahorro de combustible en pavimentos.
Más expresivo
Gran versatilidad.
Se expresa en formas, texturas y colores.
Más seguro
Robustez y resistencia frente a inclemencias climatológicas.
Resistente al fuego.
Protege de las inundaciones.
Seguro ante fenómenos sísmicos.
Resistente a sales fundentes, aceites y vertidos.
Mayor confort
Aislamiento acústico.
En edificación, calidad del aire interior inalterada.
Mantiene las condiciones de temperatura estables.
Más sostenible
100% reciclable.
Producto local.
Contribuye a la eficiencia energética de los edificios, y por tanto a la reducción de CO2.
Reduce la temperatura ambiente en entornos urbanos eliminando las islas de calor.
Menos emisiones de CO2 en todo su ciclo de vida.
Más reflectancia, menor necesidad de iluminación.
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